Segundo round en la batalla del ObamaCare

El pasado 28 de julio, el Congreso de los Estados Unidos se reunió para votar acerca del mantenimiento o la suspensión del programa de salud pública “ObamaCare”. Debido a unos inesperados votos en contra, se aplazó la idea de hacer el cambio. A finales del mes de septiembre está previsto que se vuelva a votar sobre el proyecto de reforma sanitaria elaborado por el presidente de EEUU, Donald Trump.

 

Los Senadores republicanos van a insistir en llevar otra vez a votación el nuevo proyecto de ley sanitaria antes de que acabe septiembre. Este proyecto ha sido impulsado principalmente por los miembros del Senado Lindsey Graham y Bill Cassidy. Los líderes de la Casa Blanca y del Senado están haciendo un esfuerzo final para derogar la Ley del Cuidado de Salud a bajo precio del anterior presidente.

Según el senador Graham, la reforma está ganando impulso y apoyo antes de entrar a la cámara alta porque “enviaría dinero y poder a los estados, y más cerca de los pacientes, para ofrecer atención sanitaria de calidad”. Por mucho tiempo, los republicanos han soñado con hacerse con parte de las sumas que el gobierno federal emplea en derechos de atención a la salud y dejar dichos fondos para los estados, que lo utilizarán según su propio criterio. “Graham Cassidy está ajustando el gasto federal a un presupuesto”, dijo el republicano Asa Hutchinson de Arkansas.

El pasado mes de marzo, se llevó a votación por primera vez la idea de disolver el programa ObamaCare. El resultado fue sorprendente cuando tres miembros del partido republicano (John McCain, Susan Collins y Lisa Murkowski) se unieron al voto demócrata en contra de la disolución del plan vigente desde 2010, sumando 51 votos frente a los 49 del partido contrario.

La aplicación de la reforma implicaría que 14 millones de personas no contasen con seguro médico al año siguiente, y dicha cifra se incrementaría a los 24 millones en los próximos diez años. El motivo de tanta insistencia sería el escape de usuarios por la retirada de penalizaciones para quien careciese de seguros y el aumento del coste de las pólizas: aumentaría un 15 o 20% en los dos años venideros. De conseguirse, conllevaría la obligación de contratar un seguro médico, congelaría el desarrollo de un Medicare para aquellos con menos recursos y acabaría con el sistema impositivo que implicaría la expansión de la red asistencial (20 millones de nuevos asegurados). Por otro lado, fomentaría las desgravaciones fiscales en función de la edad.

Durante la votación de marzo, se vivieron 19 segundos de intensa tensión, cuando el senador John McCain hizo estremecer al resto del senado con su inesperada elección en contra de la supresión del ObamaCare. De haber votado a favor, el empate técnico habría sido resuelto por el vicepresidente en funciones Mike Pence como presidente del Senado, que claramente hubiese decidido a favor de los republicanos. McCain había sido diagnosticado con glioblastoma, una clase de cáncer detectado tras extirparle dos semanas antes un coágulo sobre el ojo izquierdo.

El presidente Trump expresó su sentimiento de traición a través de su cuenta oficial de Twitter: “Tres republicanos y cuarenta y ocho demócratas han decepcionado al pueblo americano. Como dije al principio, hay que dejar derrumbarse al ObamaCare, luego habrá trato. ¡Observad!”

 

Elena Madinabeitia || @ElenaMadi

Christian Griot

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