¿Somos insolidarios los europeos?

 Las llegadas de 293.000 desplazados por los conflictos en Siria, Afganistán o Eritrea han hecho saltar todas las alarmas, pero lejos de provocar una política de integración de los refugiados o la actuación en el origen del conflicto, se han limitado a reforzar sus políticas migratorias y en algunos casos a militarizarlas, lo que se traduce en una pésima imagen exterior. La respuesta por parte de Europa ha sido considerada como decepcionante, mostrando total ausencia de empatía y solidaridad. Y como consecuencia se ha producido una latente bajada en la valoración de la imagen exterior de los países miembros de la Unión Europea. En especial los países fronterizos como Croacia.
“La crisis migratoria en Europa ha demostrado claramente lo que era evidente desde el momento de la ampliación de la UE en 2007: que la Unión Europea se está convirtiendo cada vez más en un club de egoístas”, en palabras del propio Presidente del Parlamento Europeo, el socialdemócrata Martin Schultz http://www.elmundo.es/internacional/2015/06/25/558af88b268e3e26228b4594.html.
La Unión Europea dividida, se desgarra en sus contradicciones. Por un lado, uno de los pilares de la Unión: la libre circulación de personas. Por otro, la ausencia de una política de asilo común y la pugna por la distribución de refugiados en los Estados Miembros. No cabe duda de que la UE tiene multitud de voces. Se trata de una institución que alberga grupos y sensibilidades muy diversas.
La oleada masiva de refugiados e inmigrantes ha llevado a Londres y París a exigir unidad a los socios europeos para superar la crisis. Durante el verano, miles de inmigrantes, alojados en un campamento provisional en Calais, han tratado de penetrar en el Eurotúnel para cruzar a Reino Unido. Decenas de personas han fallecido aplastadas o asfixiadas en su intento de alcanzar las costas de Gran Bretaña. Millares de víctimas en las aguas del Mediterráneo. Personas con nombre propio como Aylan Kurdi, el niño muerto que apareció en las playas de Turquía y Osama Al-Ghadab, el hombre al que una reportera húngara zancadilleó en la frontera cuando intentaban huir de la policía húngara.
La situación resumida en datos es la siguiente: el pasado mes de septiembre, se pactó reubicar a 160.000 refugiados en dos años, incluyendo los 40.000 propuestos en mayo. De momento solo 19 han sido trasladados; la Oficina Europea de Apoyo al Asilo pidió 374 expertos y los Estados solo le han ofrecido 84; lo mismo pasa con Frontex (48 de 775); de los 500 millones de euros adicionales propuestos para el fondo fiduciario de Siria, solo se han reunido 18. Los estados establecieron el número de plazas que ofertarían para la reubicación y el reasentamiento. La mayoría de los estados ofreció menos plazas de las que originalmente había propuesto la Comisión. De las 20.000 plazas de reasentamiento propuestas por la Comisión tan solo se cubrieron 18.415. Llamó entonces la atención que solo se pudiera llegar a las 22.504 plazas gracias al ofrecimiento de Noruega, Suiza, Liechtenstein e Islandia. Sin duda la tacañería de países como España, Hungría, o el Reino Unido han tenido mucho que ver con esta escueta cifra de plazas para refugiados.
“Los refugiados acuden a la UE porque saben que somos la comunidad más abierta de todas. Y en la UE todos los ciudadanos viven en mayor seguridad que en cualquier otra parte del mundo. Pero la UE se ha convertido en cabeza de turco debido a nuestras recriminaciones”, indicó Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ante el pleno del Parlamento Europeo.
Es necesaria una reforma política migratoria y de asilo común que incluya la apertura de vías legales para el asilo de los refugiados, pero también la puesta en marcha de mecanismos europeos de gestión para atender las migraciones laborales y familiares. A pesar de que está siendo muy poco eficaz la normativa Dublín III, es el marco regulatorio que establece entre otras cuestiones, la obligación de que el país por el que entran los refugiados a la UE se haga cargo de las solicitudes de asilo.
“La actual realidad supone la obsolescencia del sistema de Dublín, por lo que podemos optar por pasar tambaleándonos de una crisis a la siguiente, poniendo parches e improvisando soluciones a corto plazo a problemas específicos, o bien, por buscar una solución global”, ha asegurado el Presidente Parlamentario, Martin Schulz. A ese mecanismo global, permanente y obligatorio de acogida se oponen República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría y España. “Europa es capaz de resolver ese problema. El problema no es la incapacidad de Europa sino la falta de coraje y de solidaridad entre los estados miembros de la UE. Europa es capaz de resolver los problemas si nos dotamos de un mecanismo de solidaridad que merezca ese nombre. Pero soy muy escéptico de que vayamos a lograrlo”.
Una parte de Europa a pesar de sus múltiples esfuerzos por acoger a más refugiados sirios, se ve incapacitada pues otra parte de la comunidad Europea se niega a aceptar a mas refugiados que las plazas que les impusieron y esto de alguna manera afecta a la imagen exterior de Europa, pues desde siempre esta se ha visto como una entidad de ayuda y donde en general, la presencia de la Unión Europea en la escena internacional significa que es considerado como un fuerte actor en defensa de la paz y la cooperación, a través del soft power.

Andrea Rodríguez Campo, Pelayo Suarez, Jesús Dávila Hurtado

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Publicaciones de la redacción del observatorio.

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