Por una Europa unida

Tras el terremoto del referéndum griego, la solución es complicada y lenta pero a la vez muy obvia: a corto plazo, una quita o reestructuración de la deuda griega a cambio de reformas; a medio plazo, profundizar en la Unión Económica y Monetaria y a largo plazo, buscar la Unión Política de la UE.

 Pese a que las posturas de Alemania y Grecia están en las antípodas y Merkel y Tsipras parecen quemados para reiniciar una negociación; deben ser las instituciones comunes las que lideren el proceso. Tanto la Comisión Europea como el Eurogrupo tienen que hacer todo lo posible para lograr un acuerdo que permita a Grecia permanecer en el euro, siempre que ésta quiera. El Grexit será una decisión política no una decisión técnica.

 Las dos partes pierden la partida si Atenas se aleja de la moneda única. Por un lado, los griegos entrarían en bancarrota y a corto plazo los sacrificios serían terribles para la población. Por otro, la UE perdería credibilidad y la irreversibilidad del euro ya no sería tal. Los mercados castigarían a la eurozona y la inestabilidad volvería a instalarse en países del sur de Europa que están saliendo del abismo de la crisis.

 Los avances en la política fiscal de la UE han sido notables en estos tres últimos años pero todavía no disponemos de todas las herramientas necesarias para frenar el Grexit cuyas consecuencias son imprevisibles. Los cortafuegos de los que dispone el Banco Central Europeo impedirían una debacle total pero son necesarios más avances para evitar la imprevisibilidad de esa hipotética situación.

 Para evitar la salida de Grecia del euro, a corto plazo, acreedores y Atenas deben volver a la mesa de negociaciones. Francia e Italia están por el acuerdo, Alemania debe acercar posiciones. Tsipras tendrá que aceptar reformas en su sistema político, fiscal y administrativo porque su economía es incapaz de crecer y a Merkel no le quedará más remedio que aliviar la deuda helena. De no llegar a un acuerdo para un nuevo rescate, queda la posibilidad de reestructurar el sistema bancario griego a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad pero requiere de la aprobación unánime de sus miembros.

 A medio plazo, la UE debería acelerar las propuestas que se recogen en el reciente Informe de los Cinco Presidentes. Un plan ambicioso para profundizar en la Unión Económica y Monetaria (UEM) con deadline en el año 2025. Esta fecha debería adelantarse y quizás la nueva crisis griega sirva para implementar antes las medidas que deben emprenderse en los próximos años, como la introducción de un sistema Europeo de garantía de depósitos o llegar a la creación de un futuro Tesoro de la eurozona.

Con estas propuestas se debe pasar de un sistema de normas a otro basado en instituciones para que la UEM se asiente sobre una base sólida y transparente. Se trataría de concluir una unión financiera y otra presupuestaria que se complementen por etapas.

En primer lugar, los presidentes proponen la creación de un Consejo Fiscal Europeo que analice el comportamiento de los presupuestos frente a los objetivos económicos establecidos en el marco de gobernanza presupuestaria de la UE. Después, habría que establecer una estabilización macroeconómica para hacer frente a las perturbaciones que no pueden ser gestionadas a escala nacional. Se basaría, en un primer momento, en el Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas: un conjunto de fuentes de financiación y proyectos de inversión específicos de la zona del euro que se irían activando.

Los cinco presidentes también proponen reforzar el papel del Eurogrupo dando más medios a su presidencia con el fin de que se establezca a tiempo completo. Por último, aunque los Estados miembros de la Eurozona decidirán sobre fiscalidad y la asignación de los gastos presupuestarios de acuerdo con las opciones políticas nacionales; algunas decisiones deberán tomarse con mayor frecuencia de manera colectiva, al tiempo que se garantiza la responsabilidad y la legitimidad democrática. Un futuro Tesoro de la zona del euro podría ser el foro donde se tomarían esas decisiones. Por otro lado, no habría que olvidar la dimensión social de la UE, que también recoge el informe cuando apuesta por un mercado laboral más adecuado, mejores resultados sociales y mayor cohesión social.

A más largo plazo, la UE debería plantease una hoja de ruta política en la que se incluya la defensa, política exterior, inmigración, energía y cambio climático, educación etc. con un sistema de cesión de soberanía que conduzca a la Europa federal.

Para lograr esa meta, Europa no puede permitir la salida de Grecia del euro, pues las consecuencias no solo serán económicas sino también geopolíticas, con una Rusia que busca dividirnos y que espera con brazos abiertos a un estado fallido en los Balcanes. A esto hay que añadir el nuevo reto que la UE tiene al año que viene. Un Reino Unido que planteará otro referéndum con el objetivo de cambiar los tratados para conseguir nuevas prebendas, replantear el futuro de la UE y frenar la Unión Política. Ante estos retos, Grecia debe permanecer dentro de una Europa unida.

Miguel Ángel Benedicto

Twitter: @benedictosolson

Publicado en Heraldo de Aragón.

 

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Publicaciones de la redacción del observatorio.

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