Conflictos Olvidados

‘El tiempo hace el olvido’ y la realidad es que con el estilo de vida que llevamos en países como el nuestro, el tiempo pasa cada vez más rápido. Es más, todo sucede a un ritmo frenético y así pasan los meses y los años, y lo que una vez estuvo tan presente en nuestro día a día, en las portadas de los periódicos nacionales e internacionales, en los telediarios, etc. sin más, pasa al olvido.

El miércoles 15 de noviembre tuvo lugar en el Palacio de Prensa de la Gran Vía madrileña, una acto cuya finalidad es arrojar luz sobre todo aquello de lo que “se habla demasiado poco”. Los conflictos olvidados. ‘Conflictos’, un término ambiguo que sin embargo alberga tantísimo, pero que a la vez, a falta de otro término más preciso, en este caso engloba el amplio abanico de situaciones que no reciben la difusión mediática ni la atención que merecen.

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Presentaba el acto, Juan Luís Sánchez, subdirector de eldiario.es, medio que en colaboración con ACNUR, ha puesto en marcha este proyecto con el propósito de dar resonancia a estos hechos y comprometerse con la promoción de valores que aspiren a crear una realidad más justa.

 

El acto contó con la participación de Joung-ah Ghedini, coordinadora de emergencias de ACNUR; de las periodistas Trinidad Deiros y Gabriela Sánchez; así como con Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción.

Aunque cada uno tenía puntos de vista propios, todos coincidían en una misma idea, la responsabilidad de los medios de cara a no permitir que situaciones que llevan a gravísimas crisis humanitarias queden olvidadas. Asimismo, varios ponentes destacaban la tendencia a la desinformación que existe, incluso entre los propios periodistas, que consecuencia de la presión de los grandes medios por la inmediatez que tanto prima en el consumo de información actual, no profundizan lo suficiente en los temas. “Hay conflictos muy mal contados” decía Trinidad Deiros reafirmando esta reflexión y poniendo como ejemplo el caso del conflicto en la República Centroafricana, comúnmente atribuido a motivos religiosos y convirtiendo esa concepción en tópico, cuando la realidad es mucho más compleja, pues los motivos religiosos son únicamente uno de los problemas: “No había una familia que no contara: me han matado a mis hijos, me han matado a mi familia, me han violado…” contaba la periodista. 5 millones de personas dependen de las asociaciones de ayudas humanitarias para subsistir, hecho que por muy impactante que nos pueda parecer sigue sin ser suficiente para que los grandes medios, refiriéndose especialmente a los nuestros, publiquen más información y más pormenorizada de lo que allí acontece.

El primero de los temas abordados por Joung-ah Ghedini, la coordinadora de emergencias de ACNUR, fue el asunto de la huida masiva de los rohingya, una minoría musulmana bengalí procedente de Myanmar, a Bangladesh. Mientras se mostraban imágenes aéreas que evidenciaban la escala de la catástrofe, Guedini explicaba que la crisis llevaba mucho tiempo intensificándose “esta es la mayor afluencia de refugiados huyendo de Myanmar que ha habido, sus condiciones son de total desesperación, llevan meses si no años sufriendo, el estado de las personas muestra la dificultad no solo de semanas de travesía sino de años e incluso generaciones de afectados por el conflicto” decía.

Son ya 610.000 refugiados los que han llegado a Bangladesh en los últimos 100 días, pero a la hora de mirar las cifras no hay que verlas como tal, pues se trata de madres, hermanos, familias como la nuestra… Ghedini que el mismo día que llegó conoció a una madre que acaba de perder a su hija de cuatro años al volcar uno de los barcos que llevaban personas a la costa, insiste en lo importante que es para estas personas “que se cuenten sus historias, que se sepa por lo que están pasando, que no sean olvidados”.

Por desgracia, Bangladesh solo es un ejemplo de situaciones de conflicto que se olvidan entre el  tejemaneje de nuestras vidas marcadas por la inmediatez. La crisis de refugiados de la República Centroafricana es una de las que menos atención recibe a pesar de las décadas de violencia y persecución a gran escala, los fondos únicamente permiten a las asociaciones de ayuda humanitaria responder al 11% de las necesidades.

 

La crisis de refugiados de Yemen es considerada la mayor crisis humanitaria del mundo, con 20.7 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria y 17 millones de individuos que sufren inseguridad alimentaria; 7 millones de ellos enfrentándose a condiciones de hambruna lo cual tiene nefastas consecuencias en la salud de los niños. Con estas cifras, es sencillo perder la perspectiva, pero si tenemos en cuenta que la población española es de 46,56 millones de personas y la portuguesa de 10,32 millones, resulta más fácil hacerse una idea de la escala de las circunstancias.  Ghedini nos hablaba del caso de una niña de nueve años que tenía el mismo nivel de desarrollo que una de dos, consecuencia de la desnutrición, y casos como el de esta niña son abundantes, sentenciando el futuro de los yemeníes, “generaciones enteras cuyo futuro está severamente comprometido”. Por si fuera poco, también han padecido el peor brote e cólera de este año 2017.

Es responsabilidad de los medios de comunicación educar a la audiencia, no solo informar de los hechos, sino saber contar estos temas difíciles despertando el interés de las audiencias, la prioridad que se le da a la inmediatez en la actualidad ha hecho que estos temas se traten superficialmente, pues “no venden”, por consiguiente, como ponía de manifiesto la periodista Trinidad Deiros; “el poco interés de los medios es igual a poco interés de las audiencias”. Es incuestionable, que estos temas son sumamente difíciles de tratar, pero especialmente en el mundo cada vez más globalizado en el que vivimos “los periódicos deberían abrirse primero por la página internacional” decía Jesús Núñez codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción, porque al final del día primero somos ciudadanos del mundo. ¿Es posible que la globalización esté provocando que deshumanicemos todo aquello que no nos afecta directamente? ¿Es el hecho de que catástrofes de semejantes escalas lleguen a convertirse en “conflictos olvidados”, reflejo de la crisis mediática que vivimos? ¿Estamos también ante una crisis moral de la humanidad?

Liam Alexandra Aronow

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