Estallidos violentos en Birmania

Saif Alderei, Greta Koisser y Anna Rocchi

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) analiza la crisis política-social acaecida en Birmania como consecuencia del golpe de Estado llevado a cabo por las Fuerzas Castrenses el 1 de febrero de 2021.

La mayoría de sus miembros abogan por lograr una solución pacífica, la reconciliación nacional y la liberación de un pueblo que lucha con su vida en pos de obtener la paz y en defensa de sus derechos humanos.

En este marco, la liberación inmediata de Aung San Suu Kyi (Consejera de Estado), de su presidente Win Myint y de su gabinete, actualmente encarcelados, es reclamada firmemente por el pueblo.

La ASEAN trabaja con los principios de consenso entre sus países y la no interferencia en asuntos internos.

La situación reinante en Birmania se ha tornado desesperante, ya que las manifestaciones de desobediencia pacífica contra civiles desarmados son repelidas con violencia por las Fuerzas Armadas en forma indiscriminada, cuyo resultado arroja una cantidad importante de muertes de niños y mujeres, detenidos y arrestados.

El líder golpista, el general Min Aung Hlaing, justificó la toma de poder en el país debido al fraude electoral de los comicios de noviembre en la conformación de listas de votantes.

En este escenario, el Consejo de Seguridad de la ONU podría imponer sanciones económicas al mismo tiempo que declararía un embargo armamentista, expresando su total condena a la violencia implementada por las Fuerzas Armadas.

Por su parte, el presidente estadounidense sancionaría a los líderes del golpe al considerar que lo acontecido es un ataque directo a la democracia.

Hasta el momento, Rusia y China no han condenado el golpe de Estado, siendo ambos países junto a Francia, Estados Unidos e Inglaterra, los que tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad.

Es relevante destacar que China mantiene su postura política de no injerencia interna, pero sí protege sus intereses.

En este contexto, la situación del país es muy compleja y el número de muertos constatados llegaría a 183, sumando día a día los heridos y encarcelados.

El panorama de Birmania es una lucha desigual, ante manifestaciones pacíficas la respuesta son las balas, sin distinción de sexo y edad.

En síntesis, ante tan lamentable y triste escenario, es humanamente imperioso que los organismos internacionales mancomunen sus esfuerzos para restaurar el orden, la seguridad y fundamentalmente, el respeto y la defensa de los derechos humanos.

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