Ha pasado ya un año desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y no ha pasado desapercibido en ningún momento. Donald Trump siempre presumió de ser distinto a los políticos tradicionales. Se presentó como un hombre de palabra y como alguien que cumpliría con sus promesas si llegaba a la presidencia. Sin embargo, un año después de ganar las elecciones, matizó muchas de sus opiniones y amenazas que hizo cuando era candidato. El republicano ha alejado a EE UU del multilateralismo, simbolizado en la salida de acuerdos internacionales, y ha vertido un sinfín de amenazas militares. Se podía decir que EEUU está viviendo un próspero momento económico, pero también una profunda división social.
El presidente, que ha celebrado ese aniversario en China dentro de su primera gira asiática, ganó a Clinton en el sistema del colegio electoral por 304 votos frente a 232, pero la demócrata logró cerca de tres millones de votos populares más que el ahora presidente, quien se ha resistido a aceptar esa realidad. El magnate llegó a decir que en las elecciones votaron de 3 a 5 millones de inmigrantes indocumentados, razón por la que, a su juicio, la ex secretaria del Estado ganó en voto popular. La mayoría ve en esos recurrentes ataques a Clinton un intento de Trump de desviar la atención de la investigación encabezada por un fiscal especial, Robert Mueller, sobre la supuesta “conspiración” entre la campaña del magnate y Rusia para ganar las elecciones.
Por otro lado, la popularidad del presidente de EEUU está en mínimos históricos un año después de la victoria electoral que le dio la Casa Blanca, desde donde se ha centrado en deshacer el legado de su predecesor, Barack Obama, aunque la percepción ciudadana es la de que no ha logrado mucho.
En cuanto al sistema de salud, Trump, a pesar de no haber sido capaz de sacar adelante en el Congreso una ley para ello, ya anunció en su campaña su intención de derogar y reemplazar el “Obamacare”. Además, nada más instalarse en la Casa Blanca, el magnate sacó a EEUU del Tratado de Asociación Transpacífico y del Acuerdo de París contra el cambio climático, también dio marcha atrás en la apertura y normalización de las relaciones con Cuba, y más recientemente, ha advertido de la “posibilidad muy real” de abandonar el acuerdo nuclear con Irán.
Eso sí, Trump hizo una única promesa electoral sobre Latinoamérica: cuestionar el tratado de libre comercio de América del Norte y completar el muro fronterizo con México, dos asuntos en el fondo muy relacionados. Hoy, comparado con la poca actividad efectiva en relación a otras partes del mundo, lo que ha habido en relación al Hemisferio Occidental ha sido casi un activismo.
Yaiza Sivera
