Hasán Rohani: rama moderada para mantener Irán

Con las nuevas elecciones iraníes finalizadas hace pocos días, la sorpresa no ha sido uno de los puntos de dicho acto, y el moderado Rohani ha vuelto a ser reelegido para el cargo de Presidente de la República Islámica de Irán. La ventaja respecto al segundo candidato ha sido amplia, lo que demuestra que el pueblo iraní sigue teniendo claro el futuro de su pueblo y su apuesta por la visión moderada y el cierto aperturismo a potencias internacionales como Estados Unidos, con ese acuerdo de 2013. El segundo gran pilar de las elecciones fue el conservador religioso, Ebrahim Raisí, un clérigo que logró casi un 40% de los votos (unos 15 millones), pero lejos de los 25 millones logrados por Rohani.

Nacido en 1948 en Sorjé (Irán), se educó bajo una educación religiosa en un seminario, de acuerdo con la voluntad de su familia. En los años 70 empezó a compaginar sus estudios religiosos con los universitarios en la Universidad de Teherán, donde se licenció en derecho. Además, finalizó sus estudios en Reino Unido, completando un doctorado en derecho constitucional. Siempre se le consideró un revolucionario, y antes de la caída del shah, Reza Pahlevi, siguió la ideología de Jomeini con intención modernizadora que dejase atrás el poder de la familia real. Tras la caída del shah, se centró más en el poderío militar para reorganizar el país.

Ya en los años 90, fue nombrado por Jamenei para ocupar cargos en el gobierno, y a comienzos del siglo XXI se convirtió en el encargado de llevar las negociaciones nucleares con diversas potencias occidentales, con el objetivo de calmar las tensiones entre ambos bandos. En abril de 2013 se presentó a las elecciones de Irán, que atravesaba uno de los peores momentos económicos del siglo. Ganó las elecciones y puso fin al gobierno conservador previo, para instaurar la política moderada con alrededor del 50% de los votos.

Desde entonces, el pueblo iraní ha apostado por el régimen moderado y de cierto carácter aperturista hacia las potencias occidentales como Estados Unidos, con el que firmó un pacto en 2013 para mejorar las relaciones internacionales con el entonces gobierno de Barack Obama. El parcial apoyo norteamericano al chiismo, supuso un enfrentamiento con el sunnismo, especialmente el radical, y un empeoramiento con las relaciones con países como Arabia Saudí. Con la llegada de Donald Trump al poder en 2016, las relaciones con Irán han vuelto a dar un giro. Pese a que Rohani ha vuelto a ser elegido presidente y que la etapa moderada continua en Irán, las políticas internacionales norteamericanas han sufrido un cambio de rumbo, que suponen un distanciamiento de nuevo con Irán y un acercamiento a Arabia Saudí, sobre todo en el aspecto armamentístico. Es complicado valorar el futuro inmediato de Irán en el panorama internacional, más todavía viendo la imprevisibilidad de Trump, pero todo apunta a que el aperturismo se verá frenado por la apuesta económica americana en los próximos años.

 

Víctor Sánchez

 

 

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